Hay colaboraciones que hacen más que sumar fuerzas: encienden una chispa cultural. Converse x Kenzo se encuentra en una intersección explosiva entre lo urbano y lo parisino, entre lo clásico y lo excéntrico. El resultado: una cápsula que grita estilo sin pedir permiso, tan nostálgica como moderna, tan salvaje como poética.

Herencia urbana, vibraciones ochenteras
La moda es cíclica, la irreverencia de los años 80 sigue inspirando. En esta colección, el espíritu de esa década revive con colores vibrantes, referencias gráficas y esa mezcla entre caos y elegancia tan típica del Kenzo de Nigo. Converse aporta el archivo: los wing stitches, la lona de 12 oz, la suela clásica. Kenzo, por su parte, inyecta su ADN floral y su osadía visual.

El Chuck 70 se convierte así en una cápsula del tiempo que no busca recrear el pasado, sino reimaginarlo con nuevos códigos estéticos.
Del atelier al concreto
La colaboración nace entre dos titanes del estilo, pero aterriza en los pies de quienes se atreven. Cada par lleva el sello de una autoexpresión sin límites: suela decorada con la flor Boke (icónica de Kenzo), placas metálicas personalizadas, etiquetas cobranding y agujetas extra para quienes quieran mezclar, alterar y jugar.

Un print que cuenta historias
El “Hana Leopard” que vemos en la colección Converse x Kenzo no es un print cualquiera. Es un manifiesto. Combina el poder animal del leopardo con una flor que representa una sensibilidad japonesa reinterpretada bajo el ojo de Nigo. Es símbolo de fuerza, ternura y rareza: tres elementos que definen también al nuevo consumidor, ese que no teme mezclar lo high con lo low y lo retro con lo personal. Un distintivo que apreciamos en esta edición limitada.
