El nuevo Laureato 42 mm de Girard-Perregaux es un clásico que evoluciona sin traicionar su alma. Su legado se revela en cada detalle, comenzando por una carátula de esmalte Grand Feu que despliega una profundidad gris azulada, donde la tradición desafía lo fugaz.

Inspirado en la arquitectura geométrica de los años 70 y en el legado visual del Deep Diver de 1969, el Laureato nació en 1975 como una expresión de equilibrio entre forma, función y diseño. Con el tiempo, se convirtió en un ícono con identidad propia. Hoy, casi cincuenta años después, la Maison lo reinterpreta con el mismo espíritu visionario que la ha guiado desde 1791.
El arte de esmaltar el tiempo
El esmalte Grand Feu es una de las técnicas de esmaltado más exigentes y admiradas de la alta relojería. Requiere una mezcla precisa de sílice, minio, potasa, sosa y óxidos metálicos para alcanzar su tonalidad matizada. Cada capa se cuece a 800 °C en múltiples hornadas —hasta diez veces—, y solo pocas piezas sobreviven sin imperfecciones, convirtiéndose en verdaderas obras de arte resistentes al tiempo, la decoloración y el desgaste. Bajo esa capa vítrea, el motivo de rayos de sol flinqué potencia la sensación de profundidad y acentúa la belleza translúcida del gris azulado.
Alta relojería, alto estándar
El nuevo Girard Perregaux Laureato 42 mm retoma la silueta del modelo original de 1975, combinando su ADN visual con un alma contemporánea. El calibre automático GP01800 ha sido íntegramente desarrollado en La Chaux-de-Fonds, ciudad suiza reconocida como cuna de la alta relojería. Con un grosor de apenas 3.97 mm y una reserva de marcha de 54 horas, este movimiento exhibe detalles terminados con los más altos estándares: masa oscilante en oro rosa, puentes con motivo Côtes de Genève, tornillos pulidos, biseles brillantes, graneado circular y grabados dorados.

l lenguaje visual del Laureato
Fiel al legado de diseño de Girard-Perregaux, el Laureato 42 mm combina formas simétricas con acabados pulidos y satinados en acero. Su caja de 42 mm y cristal de zafiro antirreflejos ofrecen la resistencia que distingue a la colección, con una hermeticidad de hasta 100 metros. Las agujas tipo bastón y el logotipo GP en rodio completan la estética de una pieza que conjuga, técnica con elegancia.
