El Perpetual Moon 38 White Gold, Aventurine Edition lleva la luna a un lenguaje que mezcla astronomía, historia naval y relojería contemporánea. Arnold & Son, con raíces en la Inglaterra del siglo XVIII y manufactura en La Chaux-de-Fonds, recupera aquí su obsesión original: medir el tiempo con la misma fiabilidad con que se mide la posición de las estrellas. El resultado es un reloj que convierte la muñeca en escenario de un pequeño cosmos.

Una constelación con acento femenino
La caja de oro gris pulido de 38 mm y la esfera de aventurina azul hacen el guiño perfecto a un cielo nocturno, mientras que la luna de nácar luminiscente avanza rodeada por Osa Mayor y Casiopea, pintadas a mano con material fosforescente. No es casual: estas constelaciones fueron la brújula de los navegantes durante siglos. Su cita en la carátula vincula herencia marinera con una lectura poética y actual.

Calibre a la medida de la luna
Detrás de la narrativa estética se encuentra un músculo técnico pensado con la misma precisión. El calibre A&S1612, de cuerda manual y apenas 30 mm de diámetro, se desarrolló para encajar en una caja de 38 mm y mantener proporciones ergonómicas. Pese a su tamaño reducido, ofrece una reserva de marcha de 90 horas, cifra poco común en calibres femeninos. Su complicación de fases lunares, la firma de la colección Perpetual Moon, muestra un gran disco lunar que reproduce con exactitud los ciclos visibles.

La desviación es casi teórica: solo un día cada 122 años de funcionamiento continuo. El bisel, asas e índices aplicados se engastan con diamantes de talla brillante y marquesa, alrededor de 2,66 quilates en total. Esto aporta luz fría al oro gris y contrasta con la profundidad azul de la aventurina. En muñeca, el grosor de apenas 10,44 mm evita la sensación de pieza rígida, privilegiando la comodidad sin sacrificar presencia.
Por qué importa ahora
Para una generación de coleccionistas jóvenes, acostumbrada a cuestionar los códigos de género en la relojería, un diámetro de 38 mm y una estética que juega con el contraste entre diamante y astronomía resultan especialmente atractivos. Ni demasiado pequeño para ser un “reloj joya” ni demasiado grande para perder refinamiento, se instala en ese terreno genderless que hoy marca tendencia. Además, el uso de aventurina —material que remite tanto a técnicas venecianas de vidrio como a la estética espacial— conecta con una sensibilidad cultural que une artesanía y referencias cósmicas.

En un mercado saturado de reinterpretaciones, esta pieza plantea otra narrativa. la del lujo entendido como precisión milimétrica y metáfora celeste, condensadas en una pieza que habla con sutileza tanto de herencia como de futuro.