Hace más de dos siglos, Caroline Murat —hermana de Napoleón I y reina de Nápoles— encargó a Abraham-Louis Breguet un reloj pensado para llevarse en la muñeca. Esa pieza de 1812, quizá el primer reloj de pulsera de la historia, dio origen a la colección Reine de Naples, emblema del savoir-faire femenino de la manufactura.
En su 250 aniversario, Breguet celebra esa herencia con dos nuevas referencias: 9935 y 8925. Ambas con materiales inéditos y presencia más contemporánea, lucen por primera vez el oro Breguet, una aleación exclusiva que unifica tono, brillo y durabilidad.
Aventurina, nácar y precisión de autor
El Reine de Naples 9935 encarna la visión más poética de la relojería femenina. Su caja elíptica —36,5 x 28,45 mm— se acompaña de una carátula de cristal de aventurina azul sobre una lámina de nácar de Tahití, creando un efecto de cielo nocturno que dialoga con una fase lunar ampliada. La luna, de nácar blanco abombado, brilla sobre un disco de aventurina salpicado de cobre, mientras seis diamantes talla pera marcan las horas entre números árabes aplicados en oro. En el reverso, la masa oscilante de platino guilloché luce el motivo Petit Trianon, homenaje a los jardines de Versalles. Con calibre 537L2 de cuerda automática y 45 horas de reserva de marcha, la pieza equilibra técnica y artesanía.
El brazalete —flexible, ajustable al milímetro y con cierre invisible— retoma la forma oblonga de la caja y las perlas que adoraba la reina de Nápoles. Se presenta en versiones con correa de aligátor azul o totalmente engastada con 1,387 diamantes y un zafiro azul (5,2 quilates).
El Reine de Naples 8925, más sobrio y compacto (33 x 25 mm), apuesta por el equilibrio entre minimalismo y joyería. Su carátula, disponible en nácar blanco, oro lacado negro o aventurina, está enmarcada por un bisel con 107 diamantes talla brillante y un engaste nieve en la fijación central. Alberga el calibre 586/1 automático con 38 horas de autonomía, y cada variante luce un diamante talla pera a las 12 horas.
La belleza en clave de precisión
Estas nuevas ediciones no solo celebran un aniversario, sino un manifiesto: la relojería femenina como terreno de innovación y estilo. Con sus proporciones suaves y su adaptabilidad, los nuevos Reine de Naples combinan precisión técnica, placer táctil y un sentido contemporáneo del lujo. En un mundo donde los límites entre joya y reloj se disuelven, Breguet reafirma su lugar como pionera de ambos.
Al fondo de la caja, una inscripción discreta resume la ocasión: “Breguet 250”. Detrás, el tiempo sigue girando con la misma cadencia que en 1812, cuando una reina soñó con medirlo desde su muñeca.