Hay relojes que siguen las reglas y otros que las reinventan. El RM 74-02 Tourbillon Automático de Richard Mille entra en la segunda categoría. Con una combinación de materiales inesperados, reflejos dorados y mecánica de alto nivel, no solo marca el tiempo, sino que es una herramienta infalible de expresión personal. Y deja claro que quien lo usa, es un espíritu rebelde.
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RICHARD MILLE RM 74-02: Lujo sin clichés
En el universo Richard Mille, la innovación y el diseño van de la mano. Por eso, en el RM 74-02, el Oro Cuarzo TPT® —desarrollado en colaboración con los especialistas en compuestos de North Thin Ply Technology— es el verdadero protagonista. Para producirlo, capas ultrafinas de cuarzo se combinan con láminas de oro rosa 5N de 22 quilates, creando un efecto visual que juega con la luz en cada movimiento. ¿Brillo ostentoso? No. ¿Un destello de audacia? Absolutamente.
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Un motor de oro que sigue tu ritmo
No hay nada superficial en este reloj. En su interior, el calibre CRMT5 muestra su esqueleto con una platina de oro rojo de 18 quilates 5N y puentes en oro amarillo de 18 quilates 3N. Su tourbillon flota con la precisión que caracteriza a la casa, mientras que su rotor de geometría variable, hecho en oro rojo y platino, ajusta la carga de acuerdo al ritmo de quien lo lleva. ¿La autonomía? 50 horas de energía para seguir el ritmo de cualquier aventura.
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En definitiva este es un reloj que tiene presencia, pero sin exageraciones. Es sofisticado sin esfuerzo y atrevido sin perder elegancia. El RM 74-02 no busca encajar, sino destacar, y eso es justo lo que hace con su fusión de materiales y su impecable ejecución técnica. Uno de los ejemplos más claros de cómo la ciencia, el arte e incluso la moda, confluyen en el mundo de la alta relojería.