¿Qué mejor manera de celebrar a mamá que con un jardín que nunca se marchita? Van Cleef & Arpels nos sumerge en la belleza efímera de la primavera con joyas que no solo brillan, sino que cuentan historias de amor, gratitud y elegancia atemporal. Las flores siempre han sido un símbolo de amor y aprecio, pero en manos de Van Cleef & Arpels, se transforman en joyas que capturan la esencia de la primavera con un resplandor eterno, convirtiéndose en la máxima expresión de la joyería de lujo para el Día de las madres.
Un jardín de suerte y esplendor
La colección Lucky Spring nos invita a un paseo por un jardín encantado donde la naturaleza y la fortuna se encuentran. Mariquitas que traen buena suerte, lirios de los valles que florecen en oro rosa y flores de ciruelo que reflejan la luz en tonos vibrantes de nácar, ónix y cornalina. Un pequeño universo romántico donde cada joya se siente como un amuleto de alegría y optimismo, perfecto para decirle a mamá lo inexplicable en palabras.
La alquimia de la naturaleza en cada detalle
Cada pieza de la Maison es una obra de arte en miniatura, y la colección Frivole lo confirma. Flores de oro rosa y blanco con diamantes que atrapan la luz y la devuelven en un destello hipnótico, como si la primavera hubiera quedado atrapada en una joya. Un brazalete de siete flores, un anillo de ocho, un colgante con matices dorados… todo con el savoir-faire que ha convertido a Van Cleef & Arpels en un referente de la alta joyería.
El secreto: un pulido a espejo que hace que cada pétalo brille como si estuviera bañado por el sol. Sin duda, una joyería de lujo para el Día de las madres que rinde homenaje a la belleza atemporal de este amor.
Flores eternas
Dicen que regalar flores nunca falla, pero en la visión de Van Cleef & Arpels, se convierte en una expresión de elegancia y sofisticación perdurable. La colección Frivole es un recordatorio de que el amor de mamá es tan radiante como estas corolas doradas, tan eterno como los diamantes y tan delicado como el arte de la joyería. Así que este Día de las madres, ¿por qué no sorprenderla con un ramo que nunca se marchite?
