Abres el estuche como si fuera una pequeña caja de costura, pero en realidad es un vestidor. Clack. Dentro no hay hilos ni alfileres, sino cuatro botones que no abrochan nada… solo abren posibilidades. Con su nueva edición limitada, CHANEL transforma la clásica paleta LES 4 OMBRES en un guardarropa de ojos llamado BOUTONS —una colección de pigmentos-couture, cada uno como una prenda de alta costura para tu mirada.
Porque Gabrielle lo sabía: los botones no son un detalle menor. Son personalidad, código secreto, actitud. Hoy, cada botón es un mood, un estilismo, una historia. ¿Lista para armar tu outfit visual?
Mademoiselle: el vestidito rosa
Primero del perchero: BOUTONS MADEMOISELLE. Cuatro tonos suaves como gasa de organza: rosa claro, durazno, marfil y taupe. Es el equivalente a un vestido fluido, un clutch de camelia, un perfume que flota en el aire. Perfecta para un look romántico con toque travieso.
Baroque: el vestido de gala dramático
Y luego, ¡bam!, entra BOUTONS BAROQUE, tu vestido de ópera. Púrpura magenta, dorado cálido, rosa suave y rojo cobre: texturas que brillan como terciopelo bordado. Es el outfit para cuando quieres hacerlo TODO —y más. Esta paleta es un statement de exceso delicioso. Una mirada que no pasa desapercibida. Botón tras botón, brillo tras brillo.
Couture: el traje a medida
Tweed, encaje, estructura perfecta. Eso es BOUTONS COUTURE. Una combinación sobria pero poderosa: marrón púrpura, beige rosado, café profundo y topo malva. Como ese blazer CHANEL que heredarías de tu abuela, pero reinventado para esa vida tan ajetreada como glamurosa. Esta paleta es el look de pasarela que te pones un martes cualquiera, porque sí, porque puedes.
Stellar: el vestido de noche galáctico
Y cuando cae la noche, del fondo del armario sale BOUTONS STELLAR. Beige ceniza, dorado líquido, cobre cálido y azul estelar: una mirada como vestido de lentejuelas, pero sin peso. Como una constelación que decidiste ponerte en los párpados. Vas flotando entre luces, dejando un rastro presencia por donde pasas.
Clack. Se cierra el estuche. Tu vestidor portátil está completo. Lo guardas en su funda de gamuza negra, como quien cuida una pieza de archivo. Un poco de Le Volume de CHANEL para rematar, y listo. No necesitas más prendas. Solo esos cuatro botones —y las ganas de vestirte los ojos.
