Chanel Holiday 2025: el universo se vuelve belleza

Chanel Holiday 2025 convierte la belleza en una constelación: perfumes, sombras y luces que orbitan entre el pasado y el futuro.

I. Perfume: constelación de símbolos y alquimia corporal

El invierno 2025 llega a Chanel con una constelación propia. Bajo el nombre Winter Constellation, la maison reinterpreta cinco de sus símbolos más emblemáticos —el león, la camelia, el cometa, el trigo y las perlas— como guardianes de energía y fortuna. Más que una metáfora, esta lectura mística traduce la esencia de Chanel: combinar superstición y rigor, poesía y precisión.

La línea Holiday Fragrance 2025 materializa este imaginario en una serie de ediciones limitadas que amplifican el sentido del ritual. Entre ellas, dos piezas destacan por su carácter sensorial: N°5 The White Gold Body Oil, inspirado en el poder del cometa, y COCO MADEMOISELLE Pearly Body Oil, asociado al resplandor de las perlas. Ambos aceites, contenidos en frascos de 250 ml, convierten la piel en superficie luminosa: el primero brilla con partículas de oro blanco y prolonga el bouquet floral de N°5; el segundo irradia una luz nacarada que acompaña las notas ambarinas y cítricas de COCO MADEMOISELLE.

El gesto se completa con las fragancias icónicas de la casa —N°5, COCO MADEMOISELLE, CHANCE Eau Splendide, BLEU DE CHANEL y ALLURE HOMME SPORT— vestidas con fundas perladas o azul profundo, salpicadas de reflejos dorados y plateados. En conjunto, la colección propone un lenguaje táctil del perfume: más que olerlo, se lo lleva en la piel, como si cada frasco fuera una estrella atrapada entre los dedos.

En un tiempo saturado de novedades efímeras, Chanel responde con permanencia. Su mensaje no es la novedad, sino la continuidad: los símbolos se reactivan, los gestos se repiten, y en cada uno late la posibilidad de un renacimiento.


II. Maquillaje: cuando el cielo se vuelve rostro

Para Gabrielle Chanel, las estrellas eran un mapa del destino. En esa devoción cósmica se inspira la Holiday Makeup Collection 2025, creada por el Chanel Makeup Creation Studio junto a Cécile Paravina, miembro del Comètes Collective. Esta vez, la belleza se concibe como una órbita: un movimiento que ilumina el rostro y lo conecta con algo más vasto que el espejo.

La colección rinde homenaje al brillo nocturno y a la superstición elegante de Mademoiselle. Les Signes de Chanel —dos dúos de rubor e iluminador, Rose Lumière y Pêche Lumière— reproducen el resplandor de un cielo de invierno. Las polveras, grabadas con los cinco signos de la casa, son casi piezas de joyería: superficies de luz que se difuminan entre rosa perlado, oro blanco y madera anaranjada.

El viaje cromático continúa con Les 4 Ombres Nuit Astrale, una paleta de sombras que equilibra lo cósmico y lo terrenal: lavandas satinadas, púrpuras plateados y azules acuosos que se mezclan como nebulosas. A su alrededor orbitan nuevos Le Liner de Chanel —en tonos Flamboyant (naranja metálico) y Écarlate (rojo metalizado)— y la máscara Noir Allure Anthracite, un gris azulado que enmarca la mirada con la precisión de un eclipse.

En los labios, el magnetismo de la colección se concentra en Rouge Allure Velvet y Rouge Allure Laque, que estrenan tonos como Abstrait (rosa madera) o Nébuleuse (púrpura perlado). Finalmente, los esmaltes Le Vernis Cosmique y Alchimiste capturan el contraste entre fuego y hielo: azul pizarra y naranja metalizado que traducen la materia estelar en gesto cotidiano.

La colección no busca transformar, sino revelar. En lugar de imponer un rostro ideal, propone jugar con la luz como quien mira el cielo: cada trazo es un fragmento de cosmos.


III. Sombras: el color como lenguaje del futuro

En la misma órbita creativa, Chanel confió al Comètes Collective —Ammy Drammeh, Cécile Paravina y Valentina Li— la reinterpretación de su icónica paleta Les 9 Ombres. La frase de Gabrielle Chanel “Quiero formar parte de lo que viene” sirve de punto de partida para tres visiones que desafían la idea tradicional de maquillaje.

The Daring Muse, firmada por Ammy Drammeh, explora la fuerza del glamour sin domesticarlo: verdes intensos, rojos mate y metales antiguos construyen una narrativa de poder femenino sin rigidez.

The New Singular, de Cécile Paravina, transita entre el arte y la arquitectura. Sus tonos —terracotas, verdes menta, púrpuras y amarillos ácidos— sugieren una paleta pictórica que celebra la experimentación y la mezcla de referencias.

The Space Traveler, de Valentina Li, lleva la mirada más allá de la Tierra: azules eléctricos, lilas brillantes y reflejos dorados verdes crean un escenario de ciencia ficción que convierte al párpado en una superficie galáctica.

En conjunto, Les 9 Ombres transforma el color en discurso. No se trata de embellecer, sino de imaginar. Cada sombra funciona como una coordenada de identidad, una manera de pertenecer a ese futuro que Chanel —y quienes la reinterpretan hoy— siguen escribiendo desde la materia más efímera y poderosa: la luz.


Epílogo: Chanel, la gravedad del deseo

Las tres colecciones dialogan como planetas de un mismo sistema. Perfume, maquillaje y color orbitan alrededor de una idea central: la belleza como lenguaje que se renueva sin romperse. En Holiday 2025, Chanel confirma que su universo no envejece; simplemente cambia de constelación.

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