Metamorfosis del tiempo en joya

Vacheron Constantin reinventa su reloj-joya más célebre con Grand Lady Kalla: rubíes, zafiros y esmeraldas que transforman el tiempo en arte.

Vacheron Constantin escribe un nuevo capítulo en su historia de relojes joya con Grand Lady Kalla. Tres variaciones que introducen rubíes, zafiros y esmeraldas en un diseño transformable. La pieza, descendiente directa de la legendaria Kallista de 1979, mantiene viva una tradición que ha acompañado a las mujeres desde los primeros relojes engastados de la Maison en el siglo XIX. Desde los modelos art nouveau y art déco hasta las creaciones contemporáneas, Kalla ha sido un espejo del gusto y la independencia femeninos. Un territorio donde la relojería se viste de arte y la joyería se convierte en medida del tiempo.

La Grand Lady Kalla, presentada por primera vez en 2024 en una versión monocromática de diamantes, perlas Akoya y ónix negro, regresa ahora en tres nuevas interpretaciones que celebran el color. Cada pieza incorpora gemas certificadas por la SSEF y se puede llevar de cuatro maneras: como reloj, brazalete, sautoir o joya independiente. La versatilidad no es aquí una concesión práctica, sino una declaración estética: un objeto que se adapta al gesto, a la ocasión y al deseo.

Izquierda: Gran Lady Kalla, 2024. Derecha: Kallista, 1979.

Arquitectura del brillo: técnica y materiales

El diseño retoma la geometría rectilínea del art déco con una arquitectura de líneas puras y proporciones equilibradas. En cada versión, el conjunto totaliza 45,66 quilates de diamantes dispuestos en una estructura intercambiable que integra reloj, brazalete, joya y sautoir. La caja del reloj —en oro blanco o platino— está completamente engastada con diez diamantes y dos piedras preciosas cortadas en esmeralda. La carátula, pavé de catorce diamantes, revela la precisión del calibre de cuarzo 1212, de apenas 2,5 mm de grosor y 85 componentes.

El detalle técnico se eleva al nivel de una microescultura: los engastes están rematados por garras con forma de cruz de Malta —símbolo de la Maison—, casi invisibles al ojo pero esenciales para crear esa ilusión de continuidad luminosa. La pieza central de cada joya luce una gema tallada en sugarloaf, corte poco común que exige gran destreza para preservar la pureza y profundidad del color. En las variantes, los tonos dialogan con el metal: rubíes y zafiros montados en oro blanco; esmeraldas, en platino. Las perlas Akoya, combinadas con cuentas de calcedonia o crisoprasa, añaden textura y movimiento al sautoir de 85 cm, rematado por un fleco de perlas que evoca la elegancia de los años veinte del siglo pasado.

Por qué importa: tiempo transformable para una nueva mirada femenina

Más que una reinterpretación, Grand Lady Kalla representa la madurez del savoir-faire joyero de Vacheron Constantin y su lectura contemporánea del lujo femenino. En una época donde las fronteras entre joya y reloj, día y noche, tradición y modernidad se desdibujan, esta creación propone una forma de uso libre, fluida, adaptable. Pensada para mujeres que coleccionan no solo objetos sino gestos, el diseño reivindica la idea de que la versatilidad puede ser tan exquisita como la precisión.

El legado de la Kalla se renueva así con un lenguaje que combina historia, técnica y placer estético. Algo que nos recuerda que el tiempo, cuando se viste de color y artesanía, puede también ser un acto de expresión personal.

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