Con una gran carga de cultura pop y un menú breve, pero impecable, el Blue Box Café de Tiffany & Co. consigue una atinada atmósfera neoyorquina con inspiración francesa y elementos mexicanos

Un tributo a “Breakfast at Tiffany’s”
“Quiero seguir siendo yo cuando una mañana, al despertar, recuerde que tengo que desayunar en Tiffany’s”, decía Holly Golightly, reflejando su deseo de ser rica y famosa sin perder su esencia. Al entrar al Blue Box Café, ubicado en la flagship store de Tiffany & Co. en Ciudad de México, esta frase y el imaginario creado por la novela de Truman Capote cobran vida. Un fenómeno que ocurre sobre todo en las mañanas porque te permite anunciarle al mundo que vas a “desayunar en Tiffany’s” y lanzar, con cinismo total, un “te invito un desayuno en Tiffany’s” *guiño guiño*.

La magia detrás del cliché
Un cliché que parece chocante, pero que resulta todo lo contrario porque nada que carezca de magia se vuelve cliché y eso a la novela de Capote le sobra tanto como a aquella escena en la que Audrey Hepburn, haciendo de Holly, desayuna un pan con café frente a la imponente vitrina de Tiffany en Nueva York. Un sazonador sentimental que hace que aquí todo sepa a esa vez que quisiste ser ella o te enamoraste de ella o de su forma de hacer del lujo de Tiffany un refugio.

Un desayuno para recordar
Pero aunque el espacio tiene una gran ventaja emocional y cultural sobre otros restaurantes, nada se dejó al azar y el chef Edo López se encargó de diseñar un menú tan bueno (y un croissant tan épico) que vale la pena que vayas a probarlo una de esas mañanas en las que, al despertar, recuerdes que puedes ir a desayunar en el Blue Box Café Tiffany & Co.
Masaryk 460, Polanco, Ciudad de México. L a D de 10 a 19 h, @blueboxcafemexicocity
¡Pide los huevos benedictinos para desayunar!