Breguet celebra su 250 aniversario con dos piezas que recuperan el espíritu íntimo de la colección Reine de Naples, la única concebida 100 % para las mujeres, y lo traducen a un lenguaje visual que dialoga con el presente. Crazy Flower y Perles Impériales no buscan recrear un pasado glorioso, sino actualizarlo: la memoria de Caroline Murat y el primer reloj destinado a la muñeca femenina se transforma aquí en un juego de luz, movimiento y materiales que se sienten sorprendentemente actuales. Ambas referencias mantienen el oro Breguet como eje, pero cada una lo interpreta a su manera, ya sea con movilidad floral o mineralidad irisada. Para una generación que ve la relojería como una extensión estética, más íntima que declarativa, estas piezas ofrecen emoción y técnica equilibradas.
La flor que se mueve: Crazy Flower y la arquitectura del gesto
Inspirada en la flor frangipani, —conocida en México como plumeria o flor de mayo—Crazy Flower vuelve tridimensional la feminidad sin caer en lo obvio. Su triple corola móvil, completamente realizada a mano y pavimentada con diamantes baguette, se adapta a la muñeca con una fluidez casi coreográfica. La carátula, también pavé, acuna dos agujas curvadas manualmente que recorren un camino de diamantes. El engaste invertido, donde la mesa queda abajo y la punta arriba, convierte cada piedra en un pequeño pistilo que captura la luz de forma vertiginosa. En total, la pieza reúne 436 diamantes con un calibre automático 586/1 de 3,9 mm de grosor, visible en el fondo de zafiro. Es un objeto cinético, íntimo y silencioso.
Perles Impériales: la mineralidad suave del ópalo y la precisión del oro
Perles Impériales encuentra su centro en la perla Akoya y en la estética mineral del siglo XIX reinterpretada para hoy. La caja forma una cesta de oro ensamblada a mano que sostiene diamantes de talla evolutiva, mientras la carátula, con 211 diamantes en engaste de nieve, reposa sobre un ópalo brasileño capaz de pasar del rosa al verde con un giro mínimo de la muñeca. A las 6 h, la perla Akoya sustituye el cierre de bola característico de la colección y conecta con el brazalete compuesto por perlas y oro articulado. El mismo calibre 586/1 garantiza 38 horas de reserva de marcha y una delgadez poco habitual en piezas de alta joyería. Es una pieza que combina herencia, textura y un gesto delicado que se siente actual y versátil.
Crazy Flower y Perles Impériales revelan algo que la relojería femenina contemporánea necesitaba: complejidad sin solemnidad. Ambas piezas entienden que las coleccionistas jóvenes buscan algo más que brillo: quieren materiales con historia, técnicas visibles, ergonomía real y movimientos que estén a la altura de la estética. Sus tamaños contenidos, su carácter gender-conscious y su forma de transitar del día al atardecer sin hacerse pesadas las vuelven relevantes para un público que mezcla moda, diseño y artesanía en un mismo código.