Heredera de un linaje que conjuga lo mejor de la moda y el rock, Ella Richards es una de las más fabulosas it girls de Londres y el rostro de Piaget, firma que se distingue tanto por su historia como por su creatividad. Hablamos con ella sobre la colección de alta joyería Shapes of Extraleganza que la Maison presentó este año en Barcelona y confirmamos que es la encarnación perfecta de este concepto.
Ella es descrita con frecuencia como “el balance perfecto entre una english rose y una musa del rock and roll”. Y, francamente, es una definición adecuada al hablar de su origen familiar o de sus looks. Pero cuando se le pregunta a ella cómo se describiría a sí misma, su respuesta es mucho menos ostentosa: “soy una criatura de costumbres”. ¿Qué tipo de costumbres?, sería la siguiente pregunta, porque cuando uno recuerda que su abuelo es un Rolling Stone se vuelve difícil imaginar algo que no sea súper salvaje o excéntrico. Pero, claro, todo eso vive solo en nuestra mente. Para Ella, las costumbres que dan forma a sus días tienen más que ver con su desarrollo personal que con nuestros delirios sobre lo que hace o no hace el jet set del rock: “En un día normal de trabajo, que suele implicar sesiones de foto muy temprano, voy al gimnasio y de ahí al shoot. Y, ya sabes, en los sets siempre hay un constante ‘apúrate’ y luego un ‘ahora espérate’. Y como hay muchos de estos espacios de tiempo en los que lo único que hay que hacer es esperar, trato de mantenerme ocupada, así que escribo un poco o investigo algo, hago moodboards o leo algo que me inspire”. Después de eso, Ella vuelve a su casa y cocina, una actividad que le resulta terapéutica (por cierto, su tío —el chef Daniel de la Falaise— tiene un libro de recetas increíble), y luego ve a sus amigos o va al cine. “Muchas veces, lo único que quiero hacer es ver una buena película y dormir temprano. Así que, como pueden ver, ¡no soy nada aventurera!”.
«Esa elegancia que solo nace si confías en ti misma«
Tampoco es que tenga que serlo. Gran parte del encanto de Ella se debe a su carácter calmado. No necesita hacer ruido para ser una de las reinas de la escena londinense y tampoco necesita usar prendas alocadas para ser un ícono de estilo. ¿Es esa la extraleganza de la que habla Piaget? “Para mí”, dice Ella, “se refieren a esa elegancia que solo nace si confías en ti misma.Es un efecto natural. No se obtiene al esforzarse por conseguirla, sino al ser libre”. ¿Y cómo hizo para lograr esa libertad? Porque es muy fácil percibir que tras su tranquilidad no hay timidez o retracción, sino un estado de absoluta comodidad consigo misma. “Creo que lo único que hay que hacer es mantenerse fiel a uno mismo. Eso no significa que solo deba haber una versión de ti. Puedes cambiar, evolucionar, mostrar tus diferentes lados y aspectos. Al mismo tiempo, creo que hay que tener un gran sentido de libertad y no tomarse todo tan en serio, ni a uno mismo. Porque estamos aquí para divertirnos, para ser amables con nosotros y los demás”.
Con esta filosofía, Ella siguió los pasos de su madre, su tía y su abuela materna y se convirtió en modelo. Pisó la pasarela por primera vez en un desfile de Richard Chai en la Semana de la Moda de Nueva York en otoño de 2014 y desde entonces ha colaborado con Tom Ford, Valentino, Fendi, Burberry y muchísimas firmas más. Pero una de sus oportunidades más significativas llegó en 2024: ser no una amiga de la marca, no una embajadora, sino el rostro de Piaget, una casa histórica en el mundo del lujo. “Conocí al equipo de Piaget hace casi dos años. Hicimos unas fotos para una de sus campañas y me encantó trabajar con ellos, nos llevamos muy bien. Además, estábamos trabajando con la fotógrafa Brigitte Niedermair, a quien yo ya conocía porque es una gran artista y no sé, simplemente fue un gran día. Así que después nos fuimos todos a cenar y me encantó estar con ellos, me fascinaron las piezas, su artesanía… Todo se dio de manera muy natural, como una amistad, así que me sentí muy feliz y honrada cuando me invitaron a ser su face of the house”.
Conoce la colección Shapes of Extraleganza de Piaget.
UNA JOYA, UNA MEMORIA
A Ella le gusta, de vez en vez, escapar del caos de Londres y refugiarse en la campiña inglesa. Hacer actividades al aire libre y pasar el tiempo con su familia que, nos cuenta, es cada vez más grande: “han llegado muchos bebés y me encanta estar con ellos, cocinar, disfrutar la naturaleza. Amo ese tipo de cosas que son bastante sencillas”. Claro, eso no está peleado con el mundo de las joyas, que para Ella son un objeto muy íntimo y sentimental. “Me gusta el recuerdo que hay en cada pieza de joyería. Siempre te disparan alguna memoria. Claro, además son hermosas y valiosas, pero me gusta poder usarlas aún en una situación informal. Llevarlas te suma confianza aun si otras personas no las notan porque se vuelven una especie de secreto que guardas contigo misma”. ¿Hay alguna que le resulte importante por lo que le recuerda? Ella piensa en un anillo: “muy amablemente me lo regalaron cuando comencé a trabajar con Piaget. Es hermoso, me encanta usarlo y como todo lo que hace Piaget, es creativo, pero clásico, bello y atemporal”. La extraleganza total.
