Jean Schlumberger observaba a las aves como si fueran esculturas vivas: plumas, posturas, alas que se despliegan en un instante de gracia. De esa fascinación nació en los años sesenta el broche Bird on a Rock, convertido en uno de los símbolos más reconocibles de Tiffany & Co. Hoy, bajo la mirada de Nathalie Verdeille, directora artística de Joyería y Alta Joyería de la Maison, ese motivo se transforma en una colección completa que celebra el amor eterno y la herencia creativa de la Casa.

El ala como lenguaje escultórico
“Reducirla a su esencia —el ala— que estiliza el motivo en patrones elegantes y abstractos”, explica Verdeille. Y en ese gesto se concentra el espíritu de Bird on a Rock by Tiffany. Alas convertidas en joyas escultóricas, dinámicas y simbólicas, que evocan el movimiento del vuelo más que su representación literal. Es un lenguaje de líneas onduladas, texturas y engastes, el cual su único objetivo es posarse sobre quien las lleva.


Tanzanita y turquesa: piedras con historia
La colección se construye en torno a dos gemas con legado Tiffany. La tanzanita, introducida por la Casa en 1968, irradia su azul profundo en un collar, pulsera y aretes. La turquesa, tan ligada al trabajo de Schlumberger, protagoniza un collar con cabujón central suspendido, un ave de diamantes y cadenas móviles de turquesas. El conjunto se completa con broche, dije y anillo, reafirmando la conexión entre herencia y reinvención.


El cielo como manifiesto
Más allá de los materiales, la colección se distingue por su ingenio técnico: aretes convertibles que se transforman en cuatro estilos, plumas de oro que evocan movimiento y diamantes que parecen desafiar la gravedad. “Cada pieza inspira a quienes inician su camino, evocando que el cielo es el límite para quienes se atreven a volar”, concluye Verdeille. Tiffany retoma el ícono de Schlumberger y lo proyecta hacia el futuro: un himno a la libertad y al lujo poético.

