El sábado 16 de agosto, WOMB México —plataforma cultural independiente en la colonia San Simón Ticumac— se convirtió en epicentro de una velada donde el arte contemporáneo trascendió la estética para volverse acción social. La Subasta Indeleble, organizada junto con Mezcla In Situ y conducida por el martillero Max Pérez Aguirre (@maxeldelmartillo), reunió a artistas, coleccionistas y vecinos en un encuentro donde música, diálogo y comunidad se entrelazaron con un mismo fin: dar vida al festival de muralismo mexicano Distrito de Arte Indeleble.

El muralismo como memoria viva
El proyecto, impulsado por la artista multidisciplinaria Joui Turandot y el muralista Dan Silva, busca rescatar el espacio público como lienzo vivo y archivo de memoria colectiva. En un país donde el muralismo es parte del ADN cultural, esta iniciativa reafirma que cada muro puede narrar historias de justicia, diversidad y pertenencia. Con la participación de más de 25 artistas nacionales e internacionales, la subasta logró recaudar la mitad del objetivo inicial y colocar en nuevos hogares el 60% de las piezas, sembrando las primeras semillas de un festival que promete expandirse en los próximos meses.

Una curaduría plural y comprometida
Las obras que se ofrecieron —desde esculturas y grabados hasta fotografía, tufting textil y joyería escultórica— reflejaron la riqueza de un arte contemporáneo que dialoga con múltiples lenguajes. Creaciones como Maceta direccional de Melissa Grassie, la aguatinta de edición limitada de Enrique Chagoya o la pintura matérica de Ahna Serendren fueron protagonistas de la noche, evidenciando que la pluralidad curatorial permitió tanto a coleccionistas como a nuevos públicos acercarse a piezas accesibles con un alto valor simbólico.

Comunidad en acción
Más allá de lo recaudado, la Subasta Indeleble demostró que el arte, cuando nace desde lo común, es capaz de activar sensibilidades y multiplicar solidaridades. La velada fue un recordatorio de que los muros de la ciudad no solo separan: también pueden unir, narrar y resistir. Con esta primera edición, WOMB México reafirma su vocación como plataforma cultural independiente que entreteje lo estético y lo político desde el afecto y la acción compartida, abriendo camino a un festival que promete dejar huella en el paisaje urbano.
